viernes, 18 de septiembre de 2009

Servir es la mejor manera de amar





No hay quien se salve, ni puede conocer lo que es vivir si se siente superior a los demás, si toma la postura de mirar un poco o un mucho, por encima del hombro al hermano que se acerca a nosotros, o aquellos a quienes Dios un día nos ha acercado.

En la entrega, en la vida auténticamente cristiana, el que quiera ser el más importante debe ser el último y el servidor de todos.....Cristo nos invita a vivir del servicio, a saber que la autoridad es entrega

Y es que todo el mundo reconoce que para vivir es necesario dar, participar, colaborar, sentirse útil. Sin embargo hay quienes sirven para recibir, mientras que hay otros que sirven sin esperar ni exigir, sin pretensiones de dominio o de poder.

Las penas de los que damos para recibir en este mundo, empiezan cuando la respuesta es desagradecida, cuando vemos a los hijos, los amigos, el esposo.... en definitiva cuando aquellos que más queremos no son como queremos ni responden a lo que esperamos. Sin darnos cuenta, muchos de nosotros hemos ido dando con la intención de recibir.

Y es que no entendemos que nuestra vida es un proceso de crecimiento: Se empieza exigiendo al nacer, se pasa a dar para recibir, y se descubre la plenitud dando sin esperar.

El hombre ha de aprender a dejar a los otros la misma libertad que exige para si. Dominar es cuestión de poder, servir es cuestión de amor.

¡Fíjate cómo muchos miembros del pueblo de Cristo vamos juzgando con los criterios del mundo y no con los criterios del Rey del Mundo!...Nuestro mundo se ha convertido en un gran negocio en el que queremos comprar nuestra felicidad y la de los demás dando dinero, amor, servicio, a cambio de objetos, personas o agradecimientos. Con dinero compramos cosas, pero el amor, el respeto y el agradecimiento que esperamos lo da Jesucristo a quienes son capaces de amar sin exigencia.

Todos sabemos que la alegría consiste en dar más que en recibir, pero parece que este mundo nos ha acostumbrado a dar para conseguir, a dar para escuchar un gracias, a dar para decidir sobre la vida de los demás. No se comprende que es más provechoso dar por amor.

Padre Benito Ramírez Márquez
Si deseas recibir estas reflexiones escríbenos a: padrebenitorm@hotmail.com

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