miércoles, 16 de septiembre de 2009

EL ANSIA DE VIVIR DE LALO PIÑA ME HA INSPIRADO Y ME HA DADO NUEVOS BRIOS.




La primera vez que visité a Lalo Piña en su casa en la Calle Luna 234 en la Colonia el Retiro, aquí en León Gto, sentía que me encontraría con un cuadro desolador, pues se trataba de un joven de 29 años postrado en cama desde hace siete años. Para volverse loco, en plena juventud y darte cuenta de que de la noche a la mañana, habiendo acabado tus estudios universitarios, te encuentras de pronto con que tus pies no te obedecen, que ya no puedes caminar y que tienes que regresar a tu casa haciendo un esfuerzo tremendo, apoyándote en las paredes y caer en la cuenta que ya ni siquiera puedes respirar, es desastroso. Y considerar que por una serie de equivocaciones médicas e institucionales tuvieras que quedarte para siempre así, sin poder mover nada más que del cuello para arriba, conectado las 24 horas a un respirador artificial, y habiendo sido sometido a siete operaciones, no tiene nombre.

Eso es lo que yo iba considerando antes de entrar en su casa, quería llevar un poco de luz a ese muchacho. Pero me encontré con una sorpresa inaudita. Lalo, así le llaman cariñosamente sus familiares, es un muchacho que sabe sonreír, que tiene gusto por la vida, que hace planes para abrirse paso en esas condiciones y que incluso tiene comunicación con medio mundo gracias a su computadora a la que le instaló un programa que puede manejar con su propia voz. Está en comunicación con muchas personas que viven su misma condición y gracias a eso ha conseguido ayuda para un respirador portátil que sumado al que tiene constantemente con él, le permitirá muy pronto bajarse de su cama, ser puesto en una silla de ruedas e ir a dar gracias a la Parroquia del Señor de los Milagros. Yo mismo, sacerdote, me sentí confortado, alentado, al ver la fe de Lalo que está puestísimo para emprender nuevos derroteros, hacer nuevas amistades, y contemplar este mundo maravilloso que Dios nos ha dado.

Me prometí visitarlo cuantas veces pudiera, y yo les he platicado muchas veces de él a los que me rodean. Lo recomendé a un grupo de jóvenes de la parroquia, para que lo visitaran, ayudaran a darle masaje y colaborar con el padre para sentarlo en su silla, pero poco les duró el gusto. Lalo está repitiendo constantemente que está en las manos de Dios, que no está aferrado avaramente a la vida como si fuera suya, y constantemente está orando, buscando la voluntad de Dios, él quiere escuchar que el Señor le diga: “Levántate y anda”, o “Levántate y ven”.

Platicar con su papá es emocionante, pues se las ha visto duras para sacar a Lalo adelante, con su escaso sueldo de jubilado e ir sorteando dificultades sin cuento, como aquél médico que le recomendó desconectar a Lalo de todos los tubos que lo mantienen con vida, porque él estaba en fase terminal y se estaba constituyendo en un serio problema para el Seguro Social. Fue firme, dijo que no, y Lalo está con vida. Las dificultades económicas son grandes. Tienen tres o cuatro alcancías en algunos lugares estratégicos cerca de su casa, pero siempre se encuentran unas cuántas monedas y basura. Qué desconcertantes somos los humanos. Del extranjero han recibido ayuda, concretamente de España. Del Gobierno mexicano se ha recibido ayuda a cuenta gotas, después de incontables trámites. Yo tengo esperanza de que al conocer la existencia de Lalo, muchos de ustedes puedan visitarle, le dan mucho gusto las visitas, pero recomendaría que no fueran con las manos vacías, sino con el corazón listo para ayudar. Quiero agregar que hay un reportaje en youtube llamado Ayuda a Lalo y el columnista Armando Fuentes Aguirre, que firma como Catón, está enterado de la existencia de Lalo y su papá y le ha dedicado una muy elogiosa columna entera en su sección matutina. El teléfono de la familia, se los paso con autorización de su papá es el 7794884. Cumple 29 años el 14 de octubre, a ver si alguien puede cantarle las mañanitas.

Pbro. Alberto Ramírez Mozqueda.

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