miércoles, 16 de septiembre de 2009

LA BILOCACIÓN DEL PADRE PIO



La Bilocación puede ser definida como la presencia simultánea de una persona en dos lugares diferentes. Numerosos testimonios unidos a la tradición religiosa cristiana cuentan varios sucesos de bilocación atribuidos al Padre Pío. Éstos son algunos testimonios:
La Señora Maria, hija espiritual del Padre Pío, contó que su hermano, una tarde, mientras oraba, se durmió. De repente fue golpeado con una bofetada sobre la mejilla derecha y él tuvo la sensación de sentir que la mano que lo golpeó fuera cubierta por un medio guante. Pensó enseguida en el Padre Pío y al otro día después de la misa se fue a saludarlo: "¿Es lícito dormirse cuándo se ruega"?, contestó el Padre Pío. Fue el Padre Pío quien lo "despertó".

Un ex oficial del ejército, un día entró a la Sacristía y mirando al Padre Pío le dijo "Es justo él, no se equivoca". Se acercó, cayó de rodillas y llorando repitió - Padre gracias por salvarme la vida en el campo de batalla.
Sucesivamente el hombre contó a los presentes: "fui un Capitán de infantería y un día, sobre el campo de batalla, en una hora terrible de fuego, algo lejos de mí vi a un fraile, pálido y de ojos expresivos, me dijo: "Sr. Capitán, aléjese de ese sitio" -
Inmediatamente corrí y antes de que llegara, al sitio dónde antes me encontraba, estalló una granada enorme que abrió un remolino.
Me volví hacia el monje para agradecerle pero ya había desaparecido". El Padre Pío en bilocación le salvó la vida.

El Padre Alberto, a quien el Padre Pío conoció en 1917, contó: "Vi hablar al Padre Pío mientras se encontraba de pie cerca de la ventana con la mirada fija sobre la montaña.
Me acerqué a él para besarle la mano pero él no se dio cuenta de mi presencia y tuve la sensación de que su mano estaba entumecida.
En aquel entonces lo escuché que con voz muy clara, en el momento en que dio la absolución a alguien.
Después de un instante el padre se sacudió como si se despertara. Volteándose hacia mí, me dijo: - ¿Estáis aquí?, no me enteré de ello -.
Algún día después llegó de Turín un telegrama de agradecimiento al Padre Superior por haber mandado al Padre Pío a asistir a un moribundo.
Del telegrama se pudo intuir que el moribundo estaba muriendo en el momento en que el Padre Pío en San Giovanni Rotondo, pronunció las palabras de absolución. Obviamente el Superior no envió al Padre Pío al moribundo, sino que el Padre Pío lo visitó en bilocación.

Una familia americana vino de Filadelfia a San Giovanni Rotondo, en el 1946, para agradecer al Padre Pío. El hijo piloto de un avión de bombardeo, en la II Guerra Mundial, fue salvado por el Padre Pío en el cielo en el Océano Pacífico.
El avión cerca de aterrizar en el aeropuerto, después de haber efectuado un bombardeo, fue golpeado por los cazatorpederos japoneses. "El avión" - contó el hijo, "Se precipitó y estalló apenas que la tripulación pudiera tirarse en paracaídas. Solamente yo, no sé cómo, logré salir a tiempo del avión.
Traté de abrir el paracaídas pero no se abrió; me habría estrellado, por tanto, al suelo si de repente no hubiera comparecido un fraile con la barba que tomándome entre los brazos me depuso dulcemente delante de la entrada del mando de la base.
Imagináis el estupor que provocó mi cuento. Fue increíble pero mi presencia "obligó" a todos a creerme.
Reconocí al fraile que me salvó la vida cuando, un día, mandado con permiso, llegué a casa y mi madre me enseñó la fotografía del Padre Pío, el fraile a cuya protección en sus oraciones y lágrimas de madre me había encomendado. ¡Que grande e importante es la oración de una madre!

Una señora, mujer de un empresario naval, era huésped de su hija en Bolonia. Tenía un tumor maligno en un brazo y la señora con la ayuda de su hija decidió hacerse operar.
El cirujano aconsejó tener paciencia y esperar, por lo tanto posteriormente fijaría la fecha para la intervención quirúrgica.
En la espera el marido de la hija mandó un telegrama al Padre Pío; suplicando por la salud de su suegra. A la hora en que el telegrama llegó a manos del Padre Pío, la señora, que estuvo sola en el cuarto de estar de la casa de la hija, vio abrir la puerta y entrar a un fraile capuchino. "Soy el Padre Pío de Pietrelcina" le dijo.
Después de preguntarle algunas cosas del cirujano, la exhortó a tener confianza en la Virgen, el Padre Pío le hizo una señal de la cruz en el brazo, por lo tanto, saludándola, salió.
La señora llamó a la camarera, la hija y el yerno. Preguntó porque hicieron entrar al Padre Pío sin anunciarlo, pero le contestaron que no lo vieron y que, en todo caso, no abrieron la puerta a nadie. Al día siguiente el cirujano visitó a la señora para prepararla para la operación, pero no encontró ningún tumor. El tumor se desapareció apenas el Padre Pío le dio la bendición.

El obispo que el 10 de agosto de 1910, en la catedral de Benevento, fue preparado para la muerte por el Padre Pío que, en bilocación, fue a hacerle una visita.

Hasta el beato don Orión declaró lo siguiente sobre la bilocación del Padre Pío: "En la Basílica de San Pietro, en la ceremonia de beatificación de Santa Teresa del Niño Jesús, estaba también el Padre Pío, en bilocación. Lo vi venir hacia mí, sonriendo. Fui a su encuentro, a través de la muchedumbre, pero cuando llegué, él desapareció."

El Padre Pío en bilocación celebró una Misa en la Capilla de un monasterio de monjas en Checoslovaquia, en 1951. Después de la celebración de la Misa las monjas fueron a la Sacristía para ofrecerle al Padre una tacita de café y darle las gracias por la Misa y la inesperada visita, pero en la Sacristía no había nadie.
Las monjas pudieron constatar así que; el Padre Pío fue a efectuar la Santa Misa en bilocación.

El Padre Pío, en bilocación, dio la Misa al primado de Hungría, en la cárcel, en Budapest, en 1956. Alguien, que conocía del episodio preguntó: "Padre Pío, UD le ha dado la Misa y le ha hablado, pero entonces, si UD ha estado en cárcel, y lo ha visto" - "Cierto, si le he hablado también lo he visto"... contestó el Padre Pío.

La Madre Esperanza, fundadora de las Criadas del amor Misericordioso, contó de haber visto al Padre Pío, por un año entero, todos los días en Roma. Sabemos muy bien que el Padre no ha estado nunca en Roma, si no una vez para acompañar a la hermana que decidió entrar al monasterio de clausura en el año 1917. Estuvo en bilocación todos los días.

El General Cadorna, después de la derrota de Caporetto cayó en un estado de depresión severa y decidió suicidarse. Una tarde se encerró en su habitación y dio orden a su ordenanza de no dejar pasar a nadie.
Entrado en su habitación, extrajo de un cajón una pistola y mientras se estaba apuntando a la sien oyó una voz que le dijo: "General, ¿no querréis cumplir en absoluto esta tontería"?
Aquella voz y la presencia de un Fraile apartaron el General de su propósito, dejándolo petrificado.
¿Pero, como fue que pudo entrar este personaje en su habitación?
Pidió explicaciones al ordenanza pero le contestó no haber visto pasar a nadie. Años después, el general, se enteró por la prensa, que un Fraile que vivía sobre el Gargano hacia milagros.
Se fue de incógnito a San Giovanni Rotondo y con gran asombro al fraile capuchino aquella tarde reconoció. “Ha corrido un riesgo enorme aquella tarde, ¿eh general?”, le dijo el Padre Pío.

El Padre Agostino escribió: "puesto que una monja de Florencia me dijo que, después de la comunión, el Padre Pío se le apareció para confortarla y bendecirla, yo quise preguntarle al Padre Pío.
´¿A menudo haces también viajes hasta Florencia? una monja ha dicho esto´.
El padre me contestó humildemente que fue a Florencia en bilocación”.


La última bilocación conocida del Padre Pío fue la tarde anterior al día de su muerte. El Padre Pío fue a saludar a Génova al cofrade Padre Humilde que se accidentó por una caída ocurrida el 29 de agosto de 1968.
Hacia las 16.30 del 22 de septiembre 1968 sor Ludovica va a ver al padre Humilde para llevarle una taza de té.
La religiosa siente un fuerte perfume de flores que inunda todo el entorno. Como ella no conoce el origen del perfume, mira al fraile por una explicación.
El Padre Humilde con espontaneidad le dice: "el Padre Pío ha venido a saludarme y me ha dado su último adiós."
Al día siguiente se difunde la noticia de la muerte de Padre Pío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario