Andrés había esperado con ansias este momento: por fin sus papás tomaron el avión hacia el Caribe. Con dos semanas de antelación su mamá se lo había hecho saber. Ella y papá habían decidido tomarse una semana de vacaciones. Él se quedaría con sus hermanos en casa de los abuelos. Casa vacía… era la oportunidad perfecta. Mentirle a la abuela nunca fue difícil. Total, su mamá también lo hacía cuando no quería ir a visitarla… Ahora todo estaba planeado y listo. La fiesta sería el viernes en su casa y todos sus amigos estaban enterados. Más de 90 adolescentes fueron a su casa ese viernes. Música, tabaco y… cervezas, tequila, ron, whiskey, vodka, en fin, todo tipo de botellas que sus amigos se encargaron de conseguir. Andrés no desaprovechó la ocasión. Era su fiesta… tenía que hacerse notar. Las vacaciones en el Caribe para sus padres se acabaron pronto y dramáticamente. Esa misma noche recibieron una llamada urgente, pues Andrés había ido a parar al hospital por una terrible congestión alcohólica. La primera reacción de su mamá, envuelta en la desesperación del momento, fue hacer una pregunta retórica: “¿Pero cómo es posible, si Andy no toma…?” Ese era justamente el problema, que Andy quería dejar de ser Andy empinándose un par de botellas. Son muchos los padres de familia que todavía prohíben a sus hijos tomar alcohol hasta que cumplan la mayoría de edad. Piensan que por ser ilegal y peligroso, podría acarrear en el futuro problemas de alcoholismo a los adolescentes. Sin embargo, los padres de familia enseñan a sus hijos cómo andar en bicicleta, cómo nadar, cómo manejar. ¿Deberían también ellos enseñarles a sus hijos cómo tomar responsablemente? En una encuesta publicada en un artículo del The Wall Street Journal (en USA se puede tomar alcohol legalmente solo a los 21 años de edad) muestra que de entre 500,000 estudiantes de 12 a 20 años de edad, 70% de ellos tomaron alcohol en el último mes. Añade que, a comparación de la década de los 80´s, hoy los adolescentes toman menos alcohol, pero aquellos que hoy toman se emborrachan con más frecuencia. Los datos hablan por sí solos. ¿No será que los padres que crean un tabú sobre el alcohol en sus hijos se están equivocando? Tomar alcohol con los padres de familia en casa, de manera moderada y gradual, y en circunstancias y momentos propicios, puede enseñar a los adolescentes hábitos de responsabilidad en el consumo del alcohol. Por el contrario, cuando un adolescente ha sido reprimido en este sentido, normalmente tendrá la curiosidad sobrexcitada de saber cómo es su sabor y los efectos que produce el consumo de alcohol… Además, tenemos que reconocer que el mundo consumista y hedonista en el que vivimos, se ha encargado de darle al tema de la bebida un lugar importantísimo para la diversión y éxito de cualquier acto social. Estudiosos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest confirman que enseñar a los adolescentes a tomar en casa, puede eliminar en ellos la “novedad” y la “excitación” que provoca hacerlo con sus amigos por primera vez en una fiesta o en cualquier evento social. Un chico de 15 años que ha tomado de vez en cuando alguna cerveza con su papá, seguramente no entrará en el circulo de los “emocionados por la novedad” del alcohol, cuando hay una fiesta con sus amigos. La Organización Mundial de la Salud reportó que 1 de 10 tomadores ocasionales, entre los 15 y 16 años de edad, en algunos países de Europa, resultó intoxicado, comparado con casi la mitad en Norteamérica. Varios países europeos tienen la costumbre de consumir vino como una realidad ordinaria. Acompañar a los hijos en el moderado consumo del alcohol, a cierta edad y en circunstancias familiares especiales, les ayudará a ellos a darse cuenta que el vino es algo bueno y que el tomar es una actividad normal, que por sí misma no tiene nada que ver con “ser adulto” o “ser maduro”. Por último, habría que añadir que todo lo anteriormente dicho no sirve de nada si los padres no dan ejemplo de autocontrol y responsabilidad en este sentido. Los padres de familia tienen la sagrada tarea de formar a sus hijos y en el caso de la moderación en el alcohol como en muchos otros, el ejemplo siempre será lo más efectivo.
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