jueves, 21 de octubre de 2010

UNA VIDA PRÓPOSITIVA

Dios nos entrega generosamente a cada uno de nosotros el premio mayor que es el amor y que nosotros debemos discernir para darnos cuenta de que NO nos los entrega para tenerlo ahí guardado porque entonces no fructifica, sino para entregarlo, para que este se pueda ir renovando.
Dar un trato digno, cálido y humano para que a Dios gracias vayamos cambiando situaciones muy duras. Considerando la felicidad un concepto que se viva en plural e irradiarlo por doquier pero jamás ubicarlo como fin último de la existencia.
La cuestión no es dilucidar si somos o no felices; el asunto va más allá y escarba en lo profundo. Enfocándose en un terreno que incomoda: SERVICIO A LOS DEMÁS.
Aceptarás que muchas veces hablar de felicidad encierra sólo una aspiración personal y egoísta, que consciente o inconscientemente olvida a los demás .Si revisamos los mensajes que nos irradian los medios de comunicación hallarás que los diferentes acepciones de "ser feliz " , convergen a un idéntico punto: la satisfacción de las necesidades personales y, por consiguiente, la consecución del placer a toda costa.
En esta sociedad cada vez más ensimismada e indiferente, la consigna es muy clara: vivir para sí mismo, imaginando que los demás son público.
La idea del abandono de la gloria y de la desaparición de las personas detrás de las obras tiene sentido a la hora de mantener el ego bajo control. El día que compartimos con otros una posición privilegiada, la felicidad empieza a ser razonada y multiplicada. La felicidad existe en la medida en que se reparte , en el grado en el que hacemos participes a otros de ese gozo.
La puerta de la felicidad se abre hacia afuera. En nosotros está el decidir si crecemos felices o desdichados, fuertes ó débiles la inversión en esfuerzo es la misma .
Tal vez la fórmula para alcanzar tan ansiada dicha sea tener alguien a quien amar y cultivar esperanzas.
Esto es muy fácil decirlo pero representa la gran escalera que hace que unos individuos se eleven sobre el resto de los mortales.
Afortunadamente la humanidad tiene sus héroes anónimos y exitosos, haciendo su labor.
La actuación en el mundo de esos seres humanos, es la mejor evidencia de que el egoísmo puede ser vencido, aún a costa de la propia vida, o mejor dicho, trascendiendo a la propia vida.
Creo que el próposito de la vida es ser útil, ser responsable, ser compasivo, y por encima de todo, que nuestra existencia importe: que cuente para algo, que signifique algo, que el mundo se haya transformado con nuestro paso por él.
Y que vayamos enseñando por doquier La Palabra del Señor, colaborando en el servicio como base de la creación de un mundo más integrado, fortalecido y fundamentado por la fe Cristiana.

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