jueves, 21 de octubre de 2010

Domingo Mundial de las Misiones

Hoy celebramos en la Iglesia universal el Domingo Mundial de las Misiones y el Evangelio nos presenta al Señor Jesús enviando a sus apóstoles a realizar dos acciones: enseñar su doctrina a todas las naciones para que sea observada y bautizar en el nombre de la Trinidad. Y junto con el mandato ofrece su promesa: Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.
Todas las criaturas tenemos una misión por cumplir. Tenemos un proceso hacia un fin. “Cada cosa nació con una misión. Y tú. ¿Para qué naciste? Hablaremos sobre nuestra misión y sobre el cumplimento de la promesa de Cristo.
La flor alegra con su fragancia y sus colores el camino de nuestra vida, el sol ilumina con su luz y conforta con su temperatura, la nueve ofrece su sombra o su lluvia, el árbol proporciona el futuro, las flores, la madera o su sombra generosa; el ave cumple con las leyes de su naturaleza.
El hombre, a diferencia de toda la creación, obra conforme a las facultades espirituales que el Creador le ha concedido. La misión del hombre consiste en ir más allá de nosotros mismos, más allá de los sentidos y más allá de la materia. En este proceso del hombre hacia ese fin para el cual fue proyectado, cada ser humano podrá deliberadamente retrasarlo o ir de acuerdo. Retrasamos la misión de cada uno cuando nos contentamos con los pasatiempos de nuestra vida. Somos tantos los que optamos por la rutina, el caminar con cansancio, tristeza o decepción y, al fin de cuentas, abdicamos a nuestra misión.
Por gracia de Dios hemos recibido una Serie de dones inimaginables. Debemos ser capaces de entender que los dones de Dios al mismo tiempo que son gratuitos e inalterables, son también funcionales. Ante la amplia gama de beneficios recibidos preguntémonos: ¿Para qué los ha recibido? ¿Cuál es mi misión? ¿Cómo desempeño la misión de la Iglesia en el mundo?
¿Eres Casado? Te deseo de todo corazón que tu relación sea en la unidad y en la comprensión. Que ambos se manifiesten sencillos en la solicitud del perdón o, que sean tan capaces de amarse y de concederlo al sentirse ofendidos. Les deseo que cumplan con su misión en la fidelidad.
¿Eres padre de familia? Te deseo que sepas guiar, aconsejar, corregir y apoyar a tus hijos. “No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos”.
¿Eres hijo de Familia? Te quiero recordar que: dar de comer al que nos dio de comer, cuidar al que nos cuidó, desvelarnos por el que se desveló por nosotros y preocuparnos por quien se preocupó de nosotros no es ninguna obra de caridad sino de justicia.
¿Tienes hermanos? Te deseo que tu relación fraterna se manifieste en lo cotidiano y en la aceptación estable e incondicional.
¿Eres, como yo, un cristiano llamado a la vida consagrada? Deseo de todo corazón que tú y yo vivamos nuestra consagración en la integridad que exige y en la pureza que se espera de nosotros. Recuerda que nuestra consagración exige de nuestra parte tres cualidades: totalidad, perpetuidad y alegría. Que nunca se te olvide que cuando en la consagración no hay totalidad hay adulterio, cuando no hay perpetuidad hay divorcio y cuando no hay alegría hay servidumbre.
Hoy faltan misioneros que con su forma de vida, den testimonio de que el Matrimonio es sagrado y todavía posible, que el sacerdocio es un estado de vida atractivo y que la verdadera vida cristiana si existe.
En el Domingo Mundial de las Misiones: ¡Cooperemos con la Misión de la Iglesia por medio de nuestras oraciones, con nuestra ayuda generosa y con la posibilidad de una consagración a la evangelización! ¡Cooperemos también con la predicación y con el testimonio!

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