Ante la convicción profunda de que la riqueza crea una apropiación excluyente de la abundancia que no hace crecer al hombre , sino que lo destruye y deshumaniza , pues lo va haciendo indiferente, apático, e insolidario ante la desgracia ajena.
Es un verdadero reto a nuestra vocación de solidaridad, el fantasma de la pobreza amenazante de muchos hogares.
Nuestro gran pecado puede ser la apatía social, nos encerramos cada uno en " nuestra vida " y nos quedamos ciegos e insensibles ante la frustración, la humillación, la crisis familiar, la inseguridad y la desesperación de hombres y mujeres.
Ahora mismo hay una necesidad imperante de ayuda, a los que no tienen trabajo, a los que sus ingresos apenas les permiten subsistir. Debemos de atrevernos a contestarnos, ¿necesitamos realmente todo lo que compramos ?, ¿ Cuando termina nuestra necesidad real y cuándo comienzan nuestros caprichos ?.
Por otra parte, Jesucristo hace una declaración precisa sobre el destino final del hombre al morir , clarifica que allí no termina todo, al morir, el alma se separa del cuerpo y el destino es diferente. Jesucristo deja muchas revelaciones ya que afirma que hay vida después de la muerte, señala dos lugares: el cielo y el infierno. Destaca que hay clara conciencia del alma. Hay una barrera imposible de franquear después que hemos muerto, la desición se toma mientras estamos vivos.
Jesús se ofrece como respuesta al dilema de la muerte " Yo soy la resurrección y la vida el que cree en mí aunque este muerto vivira " Juan 11:25.
Alcanzar la meta no es morir, alcanzar la meta es cruzar ese fino velo que separa la vida terrenal de la vida celestial.
Dios no lo olvida; quien no vale nada a los ojos de los hombres, es valioso a los ojos del Señor. La iniquidad terrena es vencida por la justicia divina. Se trata de una situación inapelable y definitiva, por lo cual es necesario arrepentirse durante la vida; hacerlo después de la muerte no sirve para nada.
El Papa Pablo VI en la enciclica Populorum progressio habla de la lucha contra el hambre, escribió: " Se trata de construir un mundo donde todo hombre pueda vivir una vida plenamente humana donde el pobre Lazaro ( Eleazar ) " Dios le ayude " pueda sentarse a la misma mesa que el rico.
Que aprovechemos este tiempo presente para escuchar y poner en práctica esta Palabra de Dios; que estemos más atentos con los hermanos necesitados, para compartir con ellos lo mucho o lo poco que tenemos, y contribuir, comenzando por nosotros mismos, a difundir la lógica y el estilo de la auténtica solidaridad.
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