“Forzosamente el principio y la raíz de tus riquezas proceden de la injusticia. Porque Dios al principio no hizo a uno rico y a otro pobre, sino que dejó a todos la misma tierra. ¿De dónde, pues, siendo la tierra común, tienes tú tantas hectáreas de tierra y tu vecino ni un palmo de terreno?”S. Juan Crisóstomo. “Abrid de para en par las puertas de vuestro graneros, dad salida a vuestras riquezas en todas las direcciones. Dime, ¿Qué es lo que te pertenece? ¿de dónde trajiste nada a la vida? ¿de quién lo recibiste?...Así son los ricos: se apoderan los primeros de lo que es de todos y se lo apropian, sólo porque se han adelantado a los demás. Si cada uno se contentase con lo indispensable para atender a sus propias necesidades y dejase lo indispensable a los indigentes, no habría ricos ni pobres. Del hambriento es el pan que tú retienes”. San Basilio. “No le das al pobre de lo tuyo, sino que le devuelves lo que es suyo” San Ambrosio. “Cuántas almas asesinadas cuelgan de los collares de las damas enjoyadas. Si vendieras una sola de tus joyas, distribuyendo su precio entre los pobres, conocerías por las necesidades remediadas, cuántos sufrimientos vale tu ornato y tu adorno” San Cirilo de Alejandría. “Esas monedas de metal acuñado, que van y viene todos los días de unas manos a otras, del mercader, del banquero, del avaro, esas asquerosas monedas que el asesino entrega al sicario, el usurero al hambriento el enemigo al traidor, el negociante al concesionario, el lujurioso a la mujer vendida y comprada …convencen al hijo de que mate a su padre, a la esposa de que traicione al esposo, al pobre malvado de que apuñale al rico malvado, al criado a que engañe al amo, al salteador de que despoje al caminante, empuerca las manos inocentes de los hijos, circula sobre la faz de la tierra excitando odios, aguijoneado las apetencias, acelerando la corrupción y la muerte…El dinero es la hostia infame del demonio. quien toca el dinero con voluptuosidad, toca sin saberlo, el excremento del demonio” G. Papini. “El súper confort de los satisfechos se paga con la miseria de las masas, cada vez más numerosas”.Obispo Helder Cámara. “No sería cristiano, ni siquiera humano, que, en tiempos difíciles de crisis económica y de grave desocupación, quienes se encuentran libres de tales problemas mantuvieran un ritmo de vida hecho de ostentación, de lujo y de consumismo, que constituiría una ofensa para tantas familias”. Juan Pablo II.
Toda esa larga serie de textos, desconocidos para muchos de nosotros, grandes personajes, antiguos unos y recientes otros, es para decir que el hombre que no tuvo nunca ninguna moneda en sus manos, el hombre que no tuvo nunca bolsillo dónde guardar su tesoro, Cristo Jesús, nos ha dejado una frase lapidaria:
“No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo, en resumen, que no pueden ustedes servir a Dios y al dinero”.
Cristo Jesús puso como modelo de astucia, de sagacidad y de ingenio, al mayordomo que para ganarse la confianza de los hombres, en el momento en que se ve despedido, supo hacer las cosas de tal manera que las puertas de los deudores de su amo estuvieran abiertas para él. Cristo no alabó al rufián, al defraudador sino al que supo usar de la treta, de la artimaña y el ardid, para abrirse puertas en la vida. Así desea el Señor que nosotros usemos de los bienes que pasan por nuestras manos. Que sea simplemente eso, un pasar por nosotros y un hacer para que esos bienes, se conviertan en una fuente de trabajo, de manutención y de fraternidad.
Toda esa larga serie de textos, desconocidos para muchos de nosotros, grandes personajes, antiguos unos y recientes otros, es para decir que el hombre que no tuvo nunca ninguna moneda en sus manos, el hombre que no tuvo nunca bolsillo dónde guardar su tesoro, Cristo Jesús, nos ha dejado una frase lapidaria:
“No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo, en resumen, que no pueden ustedes servir a Dios y al dinero”.
Cristo Jesús puso como modelo de astucia, de sagacidad y de ingenio, al mayordomo que para ganarse la confianza de los hombres, en el momento en que se ve despedido, supo hacer las cosas de tal manera que las puertas de los deudores de su amo estuvieran abiertas para él. Cristo no alabó al rufián, al defraudador sino al que supo usar de la treta, de la artimaña y el ardid, para abrirse puertas en la vida. Así desea el Señor que nosotros usemos de los bienes que pasan por nuestras manos. Que sea simplemente eso, un pasar por nosotros y un hacer para que esos bienes, se conviertan en una fuente de trabajo, de manutención y de fraternidad.
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