jueves, 16 de septiembre de 2010

Una carta que hece pensar.

He leído su comentario del domingo 25 ordinario, y llama la atención el texto de Helder Cámara, el cardenal rojo, por su teoría, pero no rebelde al magisterio del Vaticano,
personaje que, siendo brasileño, basó los hechos en la tremenda desigualdad de su tierra natal.

De Juan Pablo II, qué decir, un personaje fuera de serie que imprimió su forma personal en la cátedra de Pedro, impulsando la doctrina social
de la Iglesia.

Prosiguiendo la lectura, el párrafo final mueve a reflexión y asalta la duda inmediatamente al recordar la parábola dicha por el Maestro. Quiere decir,
entonces, que si tomamos en cuenta el actuar de los personajes de la política, de la empresa y hasta de los traficantes, el utilizar el dinero y la posición
y actuar con audacia para no cerrarse las puertas de quienes han lastimado, de quienes han pisoteado, de quienes han exprimido, ¿se salvan?

Alabar y reconocer lo anterior, como tántos y tántos políticos lo hacen, cual trapecistas de circo, brincando y columpiándose del presupuesto y del
sueldo pagado por todos, con ese poder económico...¿abren las puertas de todos los sectores?

Políticos, no se diga, empresariales, también, ¿religiosos?...¿también? Esferas de poder en los cuales los Slim se codean con los Rivera, los Harp,
con los Cepeda, los López con los Harp, los Ebrad con los Ruíz, etc., etc.

Y los que no tienen nada...¿con quién? Aquellos que van pasando al día...¿con quién?

Por que los subordinados con los jefes, sobre todo en el sector público, por que algún día les puede "tocar" la grande. Jefe de Departamento, Oficial
Mayor, Sub Secretario y lo mejor Secretario de Estado. O Ediles, Diputados locales, federales, senadores y chance hasta candidatos presidenciales.

Gente que no duda hasta perder dignidad con tal de seguir teniendo "la chamba", que se vuelven serviles y hasta a los cónyuges dan a cambio de favores.

Y los líderes sindicales, y ... Para que seguir con "y" ...

Sin embargo, sé que la justicia divina siempre estará sobre la humana, y al final del camino las cosas claras se verán...pero, ¿no será demasiado tarde?

Un cordial saludo de corazón, pensamiento y palabra.

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