jueves, 3 de febrero de 2011

NUESTRO PASO POR LA TIERRA,SER LUZ Y SER SAL

Hablar de nuestra responsabilidad ante el mundo, hacer lo que nos corresponde a cada uno de nosotros, a todos los que estamos dispuestos a ser la sal de la tierra, la luz del mundo.
Es necesario tener una vida más participativa donde luchemos contra la ola de corrupción que irrumpe contra la familia, las instituciones, solamente porque hemos dejado de ser la sal de la tierra y permitimos por nuestra tibieza, que se propaguen todo tipo de herejías y barbariedades. Cuando el amor se enfría y la fe se adormece, la sal se desvirtúa y ya no sirve para nada.
La responsabilidad ante el mundo nos obliga a una reflexión sobre el sentido de la vida humana y sobre la tarea que nos corresponde desempeñar. El deseo natural del hombre de entender, al menos confusamente, el sentido de su vida, de su acción, y de su muerte se ha agudizado por la amenaza de una derrota total de la " civilización ".
Se trata de un momento historico en el que el mundo espera de los cristianos una respuesta, una indicación , un testimonio que de esperanza y razones para esta vida. Nosotros tenemos el maravilloso y exigente cometido de ser un destello, un reflejo de la Luz de Cristo. Esta es una tarea que nos hace temblar si nos fijamos en la debilidad que tan a menudo nos vuelve opacos y llenos de sombras. Pero es una Gran tarea sí, expuestos a la Luz de Cristo , sabemos abrirnos a su gracia.
Ser luz es hacerse don para los demás. Hay personas que por su caridad sin limites cautivan nuestro aprecio y estima que viven en una actitud de servicio desinteresado a los demás. Son personas que encontramos en los hospitales, en los hogares, en las escuelas, en el trabajo. Su caridad a pesar de sus fallos personales no tiene limites. Por una parte debemos abrir nuestros ojos a esta realidad y descubrir lo bello y bueno que hay en el mundo. Pero por otra parte, conscientes del mal y del pecado que acechan el corazón humano.
Debemos esforzarnos a redoblar el trabajo. El gran peligro que nos acecha está dentro de nosotros y tiene un nombre egoísmo . Entonces hay que redoblar la misión y esa misión es el amor, en mi familia y en la construcción de una mejor sociedad. Cada acto de amor y caridad que yo haga hará grande al mundo. El mundo grita por la Luz, la luz de la justicia, de la verdad y de la paz.

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