lunes, 21 de febrero de 2011

la sexualidad, don maravilloso de Dios -parte I

Observamos en nuestro entorno social un borbardeo a cargo de los medios de comunicación masivos en el aspecto sexual, destacando la " urgente necesidad " de iniciar una vida sexualmente activa, para quien todavía no la practica, y continuar con esta actividad, para quien ya participa de ella. Aquí no se considera en lo más mínimo si existe matrimonio o no lo existe, el caso es promover una situación que se quiera o no , predispone a buscar satisfacción, a entregarse a placeres puramente carnales . Y es que, por ejemplo, toda película actual " debe ", como por obligación, para atraer un mayor número de espectadores , incluir por lo menos una escena con desnudos y/o con la expresión del acto sexual entre hombre-mujer, y aún entre hombre-hombre y mujer-mujer, pretendiéndose ver todo esto con una nombrada naturalidad que disfraza el descaro, la desvergüenza , el cinismo.

Esta publicidad atenta gravemente contra las más elementales normas de pudor, moralidad y valores, dando lugar a la ejecución de delitos como secuestro, acoso sexual, violación, estupro, crimen, etc.

La sexualidad es un don maravilloso de Dios y no tiene porque convertirse en algo sucio y bajo.

La vida actual esta saturada de sexualidad, es sumamente difícil vivir una vida de pureza, cuando se encuentra bombardeada de todo tipo de tentaciones que en el pasado resultaban inimaginables. Las cosas se complican al romperse limites que pretendían un mejor comportamiento en los jóvenes; hasta hace poco tiempo los hijos no debían llegar tarde a casa, dejándoseles ahora libertad para que ellos elijan a qué hora llegar ante la complacencia de los padres en una gran cantidad de hogares. El peligro aumenta al convivirse con muchachos que manifiestan profundos conocimientos y experiencias sexuales.

Pretextando respeto a las libertades se tolera un creciente desenfreno en la actividad sexual. En lugar de evitar las relaciones íntimas se promueve la prevención de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual; un alto porcentaje de jóvenes considera que no es inmoral la sexualidad antes del matrimonio; algunos padres de familia lo ven como algo normal. Las enfermedades venéreas se esparcen con gran rapidez, el respeto, la tolerancia e igualdad de derechos da cabida a un descarado libertinaje con afirmaciones como la siguiente: según un trabajo que ha publicado el Medical Journal, el riesgo de mortalidad puede reducirse en un 50% entre aquellos varones que disfruten de una vida sexual activa; cuando más alta sea la frecuencia orgásmica, más probabilidades se tienen de estar sanos y vivos; se aconseja considerar el valor terapéutico de la actividad sexual, tolerando la sexualidad entre personas que no estén casadas.

Todo esto demuestra una insaciable demanda de más desnudez, de más sexualidad, de más perversión, de más degradación. Las revistas y películas que hace algunos años eran para adultos ahora se proyectan en la televisión, pues las escenas que las hacían prohibidas son cosa de juego comparadas con las que actualmente se producen a causa de que nuestros niveles morales siguen en franca decadencia.

En nuestros días se pretende ver a la sexualidad como si fuera un mal necesario. Las ideas sobre la pureza sexual se ven ridiculizadas y por el contrario, el acostarse con cualquiera se acepta como si se tratara de una obligación, admitiéndose como algo bueno y correcto, por lo que la virginidad parece ser cosa del pasado.

La fornicación, el adulterio, la promiscuidad alcanzan graves niveles que jamás se habían considerado en la historia de la humanidad, constituyéndose en una descarada rebeldía contra la Palabra de Dios. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagaís los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiéreis. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios. Gálatas 5:16,17,19,20,21.

La Sagrada Escritura delimitan el sexo al matrimonio para una procreación responsable, para la protección de la pureza conyugal y para el deleite mutuo de los esposos. Solamente la Biblia puede guiarnos a lograr el reordenamiento que necesita nuestra sociedad.

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