lunes, 21 de febrero de 2011

la sexualidad, don maravilloso de Dios - parte II

Muchos problemas surgidos en el área de la sexualidad se superarían si se llega a comprender plenamente que el sexo es algo más que una necesidad física, ya que, por la manera que Dios lo creó involucra todo nuestro ser.

Si Dios no permite el adulterio ni la fornicación, es porque quiere protegernos y evitar que perdamos el verdadero placer cuando en el futuro se contraiga matrimonio como parte de su plan para cada uno de nosotros. Verdaderamente esto nos evitará mucho dolor espiritual y emocional. Personas que han vivido estas experiencia manifiestan un profundo arrepentimiento y no encuentran la forma de borrar y de limpiar ese amargo pasado.

Vale la pena hacer las siguientes consideraciones:

- La educación sexual es una educación para la vida.
- Debe hablarse en familia sobre el funcionamiento del cuerpo y las consecuencias de actuar mal.
- Se debe mantener una excelente comunicación con los hijos.
- Deben encauzarse las actitudes negativas hacia el Supremo Creador.
- Se deben evitar abusos y desviaciones , logrando identidad personal y estima en las relaciones de pareja.
- Debe haber igualdad entre hombres y mujeres, evitando el machismo.

Debe tenerse presente que la mayoría de los medios de comunicación se encuentran contaminados al promover en su programación la libre actividad sexual sin el compromiso del matrimonio, destacando las formas de vida de actores y cantantes, a quienes se tiene como modelos ejemplares, dignos de ser imitados, dispuestos a todo, a posar desnudos o llevando a cabo el acto sexual, por dinero simplemente. Se quiere poner en relieve que el sexo es todo y todo es el sexo.

La sexualidad no debe ser un tema prohibido al igual que muchos otros que tienen lugar en diversos lugares como lo son la familia, la escuela, etc; donde queda prohibido reír, prohibido jugar, prohibido enamorarse, prohibido divertirse, prohibido sentir.

Es muy sano aceptar que con frecuencia se pasa por tentaciones y presiones en el aspecto sexual, ya que, a ello estamos expuestos, sin embargo contamos con un ejemplo valiosísimo en Jesús de quien dicen las Escrituras: Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:15.
Cristo vivió en la tierra como un ser humano que atravesó por tentaciones en las que el Padre Celestial lo fortaleció para salir avante, victorioso y vencer al pecado. Cuando sintamos que flaqueamos pongámonos a orar, a leer la Biblia que en Hebreos 4: 16 nos reconforta: Acerquémonos , pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Dios no quiere que caigamos en pecado, sino que nos levantemos siendo más que vencedores con Cristo Jesús su hijo amado.

El tema sexual debe ser abordado con honestidad y presentado como algo que Dios ha creado y que constituye un don justo y hermoso. La sexualidad de acuerdo a los propósitos de Dios, y para ello la ha creado, es la unión de dos seres ( hombre y mujer ) que comparten sus vidas en una maravillosa e íntima relación: pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya dos, sino uno. Por lo tanto, lo que Dios unio, que no lo separe el hombre. Marcos 10: 6-9.

Los pecadores no son los únicos que saben hacer el amor. Quien cree en Dios puede disfrutar de la función sexual tanto como cualuier otro. En la íntimidad del matrimonio la relación sexual entre los esposos es algo realmente hermoso; no hay nada en esa relación que sea desagradable u ofensivo. Lo que degrada la hermosura de este don de Dios son las revistas y películas pornográficas al presentar la sexualidad como algo repugnante y vil, así como la actividad sexual fuera del matrimonio.

El que cree en Dios comprende lo que Pablo escribió a la iglesia de Corinto para enseñanza nuestra: Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿ Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios ? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios. (1a. Corintios 6: 13, 18, 19, 20 ).

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