miércoles, 23 de diciembre de 2009

Navidad y el paso por la vida


La Navidad siempre es una buena oportunidad para enmarcar esa etapa maravillosa de la vida de grandes transiciones de la niñez a la adultez, pues es en ella una gran oportunidad de conocer nuestras fuerzas interiores, que debemos aprovechar al máximo para engrandecernos como seres humanos.
En los cambios fisiológicos y de pensamiento lógico y formal del joven, es el momento de incidir profundamente para que las normas, los valores y el cristianismo sean aprendidos de manera contundente y se mantengan para siempre, o de otra manera se corre el riesgo de hacerse vulnerables al daño, a las adicciones, a la falta de una buena comunicación con su familia y con la sociedad, así como con las diversas autoridades en todos los ámbitos.
Incorporarse al mundo de los adultos, aprender a ver de una manera diferente la vida, encontrar más libertad, más amigos, en donde surgan nuevos horizontes, nuevas ideas, etapa delicada del ser humano porque es la que enmarca prácticamente el futuro de la vida, que la decisiones que se tomen sean las más acertivas, ya que son las que van a acompañar por el resto de la vida.
Que en esta busqueda de una identidad propía se reencuentren con Cristo Jesús a través del diálogo interno para conocerse mejor y exteriorizarlo a sus semejantes.
Que se viva intensamente esta etapa de renacimiento, de amor, de amistad, y sentirse plenos por la llegada de Dios.

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