DOMINGO
DE PENTECOSTÉS 2012
Ha llegado la
Fiesta del Espíritu Santo que concluye maravillosamente el tiempo de Pascua.
Invito a mis amables lectores a que con toda sencillez vayamos gozando de los
símbolos con los que entramos en contacto con el Espíritu Santo de Dios.
El agua. Nacemos
del agua en nuestro primer nacimiento, luego a través de las aguas del bautismo
quedamos incorporados a la vida de gracia, después de que del costado abierto
de Cristo brotó el agua de la vida.
La unción. Hay
una unción que es fundamental para el cristiano, es la de la Confirmación, que
a imitación de las gentes que eran ungidas
antes de Cristo, entraban en comunicación con la gracia de Dios. Entre
ellos destaca David, pero el verdadero ungido, el lleno del Espíritu Santo es
Cristo el Hijo de Dios. Nace de María y nos unge a todos con esa unción bendita
que nos consagra para siempre como hijos de Dios.
El fuego. Es uno
de los signos más expresivos del Espíritu Santo pues el fuego todo lo
transforma, fue el que hizo que la ofrenda de Elías fuera consumida de una
forma inmediata, y ese fuego fue el que se posó en los apóstoles el día de
Pentecostés, dando comienzo a la etapa
de realización de la Iglesia santa de Dios. Cristo es el que bautiza en el Espíritu Santo
y en el fuego.
La nube y la
luz. Esos dos elementos misteriosos van asociados ya desde el antiguo
testamento, cuando la gloriosa y dolorosa marcha por el desierto desde Egipto
hasta la tierra prometida y esa nube es la que cubrió con su sombra a la Santísima
Virgen María para que concibiera en su vientre al que posee por derecho propio
al Espíritu Santo de Dios. Él mismo lo
ungirá al final de los tiempos y lo revelará como el Hijo del hombre en su
Gloria el Día de su Advenimiento.
El sello, El
sello nos marca indeleblemente en tres sacramentos, el bautismo, la eucaristía
y la unción sacerdotal, que no pueden repetirse, a imagen de Cristo que ha sido
sellado precisamente por el Padre y que a nosotros nos marca para siempre.
La mano. Cristo
Jesús curaba a los enfermos imponiéndoles las manos y con ellas bendecía a los
niños. Los apóstoles tomaron la tradición y así
curaban también e imponían las manos para transmitirles el poder de
perdonar los pecados, y por la imposición de las manos de los apóstoles a
nosotros se nos da la unción del Espíritu Santo.
El dedo, El Himno Veni creator habla del “dedo de la
derecha del Padre”, con el que Cristo expulsaba a los demonios, y con el que
fueron escritas las tablas de la ley, lo mismo que la carta de Cristo encargada
a los apóstoles está escrita no con tinta sino con el Espíritu Santo de Dios
vivo, en las tablas de carne del corazón 2 cor 3,3.
La Paloma. Quizá
sea el ícono más conocido del Espíritu Santo, recordemos que la paloma regresa
al arca de Noé, figura del bautismo con un ramo de olivo en el pico, y que Cristo
cuando es bautizado también percibe sobre sí la figura de la paloma posándose
suavemente sobre sus hombros. En algunas iglesias la sagrada reserva de la
Eucaristía reposa sobre una paloma metálica suspendida en el altar y de hecho
los cristianos sienten que el Espíritu Santo desciende suavemente sobre ellos
el día de su propio bautismo. Gocemos de
la presencia del Espíritu Santo en este día glorioso de Pentecostés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario