jueves, 8 de octubre de 2009

Aprende a caminar a mi lado


Muy queridos amigos:

¿Qué de contradicciones presenciamos en la vida? ¿Y qué de tristezas tan grandes suelen venir acompañando a las contradicciones?

Hoy, es necesario que hablemos sobre las actitudes de muchos de nuestros jóvenes, Los rasgos del joven en nuestro tiempo, son de una extraña mezcla de idealismos y de mediocridades, una combinación de sueños y de vanidades, una amalgama de valores y de antivalores, un extraño sincretismo de vicios y virtuosidades.

Nuestros jóvenes, por naturaleza, suelen ser rebeldes e inconformes, inspirados por las ilusiones llevan en su corazón la sed de las proezas, un sueño de mejores posibilidades y una clara promesa de transformación.

Los jóvenes, en general suelen se portadores de ideales históricos: sed de libertad; valor y defensa de la persona; búsqueda de autoridad y transparencia; un nuevo concepto en la relación hombre-mujer; un mundo más justo, solidario y mas unido, con apertura, diálogo y paz.

Y sin embargo, este joven encumbrado en la cima de las virtudes, también se enfrenta a situaciones denigrantes que fueron impensables en otros tiempos y se precipita a la cima de las aberraciones. Todos esos rasgos contraculturales y anticulturales que ha traído consigo este tiempo que nos ha tocado vivir.

Estoy convencido de que no todo es malo en nuestro tiempo; pero ni tú ni yo podemos negar que ésta tan proclamada "nueva era" ha traído consigo una angustiosa y dolorosa factura, de la cual nos exige celosamente su puntual cobertura.

Resulta adecuado, la invitación que el Señor le dirige al joven rico, mirar con honestidad a este mundo actual en el que se está moviendo.

El joven se encuentra rodeado de una sociedad de consumo que le impulsa a rechazar todo sacrificio, que le hace pensar que la disciplina es contradictoria y aberrante, que le hace renunciar a la búsqueda y vivencia de los valores religiosos.

Enciende cualquier medio de comunicación, y se topa con una visión hedonista de una sexualidad que, pierde de vista la dignidad de la persona y la dimensión de comunión y de entrega, reduciendo el amor solo a la sexualidad, a un simple bien de consumo. Se ha renunciado a la estabilidad, al compromiso y a lo permanente.

Por consecuencia: "La vocación al sacerdocio queda muy lejana y muy poco atractiva de los intereses concretos y vivos de los jóvenes en la actualidad" “¡Qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios!"

Las problemáticas que hoy enfrentan nuestros jóvenes, son en realidad problemas antiguos y de siempre, sólo que en la actualidad llevan una carga agregada: hoy se han saturado los sentidos de placer. Han expulsado a Dios de sus horizontes. El joven de hoy se ha encerrado en el laberinto de su egoísmo que le ha de traer la propia muerte. Los placeres son su principio y su fin.

Jesús lo dice con claridad en el Evangelio; no es la riqueza lo que nos daña, sino el apego a la riqueza. ¡Qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios!

En el desfile de la vida se desplazan dos tipos de jóvenes; por un lado marchan algunos pocos que visten precariamente, su ropa va hecha jirones, sus zapatos van deshechos; pero en su alma ellos llevan la ilusión, los sueños y las estrellas.

En el lado contrario del camino se dirige un contingente cada vez más poblado, cuyos rostros son más conocidos de lo que te puedas imaginar, y muchos de esos rostros los hemos visto en el espejo…hoy por la mañana: van despilfarrando el presente, la vida se les escapa; llevan su corazón hecho jirones, el alma destrozada, el espíritu perforado, los ideales han sido expulsados y los sueños arrancados.

¿Te has fijado? ¡Qué fácil resulta hablarles a los hombres llamados post modernos! Pero…, Cuán difícil es que te escuchen, te entiendan y lo acepten!

Padre Benito Ramírez Márquez

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