lunes, 26 de abril de 2010

A disposición del Buen Pastor


Hay toda ocasión para enardecer la felicidad, sentirse digno a pesar de todas las veleidades presentes. LA FELICIDAD NOS ASEDIA. Por tener un amigo verdadero, especialista en encaminar almas. Él y solo él se encarga de llamarnos de avisarnos, solo falta que terminemos de responder apropiadamente a su Palabra.
Salir al reencuentro con una gran disposición de abrazarse de hermanarse de sentirse adheridos a su andar, a su misionar, a subir con Él juntos a esa gran felicidad.
Al recibir un cobijó a nuestro retorno, por reconocer El Camino, vislumbrar La Luz y La Única y Absoluta Verdad.
Sentirnos llenos de júbilo y aún de manera callada o de cualquier forma resulta grata y confortable estar en su presencia.
Aunque muchas veces no lo sepamos se cumple su encomienda y es inminente su incesante andar, estamos como desde hace mucho a nuestras anchas y pendientes de nuestros deberes recordando que hay que retornar al Camino.
Sabemos que son tiempos difíciles, pero siempre ha sido y es mucho mejor estar a la disposición del Buen Pastor, reintegremenos a la contemplación de tiempos mejores.
El Buen Pastor nos da la felicidad que nos recuerda, ¿cuántos días de nuestra vida "vivimos" de verdad?
Permitenos Señor ser dignos de tu merecimiento, recobrando el entusiasmo y abandonandonos atrevidamente a compartir tu andar.

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