La ascención de Jesús, es pasar del tiempo a la eternidad, de lo visible a lo invisible, de los seres humanos a Dios. Por eso, no se va, más bien cambia su modo de estar presente . Esta presencia definitiva responsabiliza a cada uno de sus discípulos.
La presencia definitiva (resurrección y ascención) los compromete a ir al encuentro de todos siendo sus testigos, desde Jerusalén hasta los confines de la tierra.
Desde un inicio se ha dejado claro que el Mesías que nacería iba a ser llamado Emmanuel, es decir, " Dios con nosotros ".
Los discípulos somos débiles y hasta dudamos y lo reconocemos . Pero precisamente porque la tarea es grande y el discípulo limitado, es indispensable la presencia permanente del Señor Resucitado. La resurreción-ascención de Jesucristo marca una nueva era; su presencia espiritual pero igualmente efectiva, responsabiliza a los discípulos para que continúen con su misión como responsables del campo no como sus dueños. La presencia del Señor es directa y efectiva, es " todos los días hasta el fin del mundo ", es decir, siempre y en cualquier circunstancia.
Podemos considerar que el Señor Jesús es el eterno presente; no se ha ido, ha cambiado su forma de estar con la gente. No nos ha abandonado en nuestro caminar. Con el acontecimiento de la Ascención podemos estar seguros que no andamos solos, que Dios se ha hecho nuestro eterno y seguro compañero de camino. Es posible que no siempre obtengamos lo que le pedimos; pero es seguro que nunca nos dejará solos en nuestro caminar. Caídos o levantados, con aciertos o errores, felices o contentos, contamos con la presencia de Dios en nuestra historia.
Esta presencia permanente del Señor nos compromete a entusiasmar a otros para que también se hagan sus discípulos. Su presencia es principalmente para que el discípulo enviado no deje de testimoniar y convencer a otros de tal modo que se adhieran al Señor Jesús.
Si valoramos adecuadamente la eterna presencia del Señor entre nosotros debemos de responsabilizarnos de prolongar en nuestra historia ( en el aquí y en el ahora ). Lo que Él dijo e hizo; no es para beneficiarnos como únicos dueños de Él sino para responsabilizarnos ante nuestros hermanos y nuestra historia, para ir al encuentro de todos y formar una auténtica comunidad de hermanos.
" Agradezcamos al Señor su presencia eterna entre nosotros "
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