jueves, 15 de diciembre de 2011

¡ EL GRAN ANUNCIO !




Señor, tu has querido hacerte presente, como en Nazaret, también en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestro barrio. Y, como María, nosotros hemos sentido tu presencia, tu amor en nuestros corazones. Queremos agradecerte las experiencias de tu cercanía vividas a lo largo de nuestros años, generalmente muy simples, generalmente cuando éramos niños, o como ellos, humildes y sencillos de corazón. Queremos pedirte recordar esas consolaciones espirituales y tenerlas siempre en nuestro andar y que ni nos apropiemos, ni nos las guardemos, como si fueran sólo para nosotros. Que seamos responsables y no olvidemos que también hoy, tú mandas tus angeles a nosotros.

Cuando Jesús, nos dice que amemos como amó Él, también nosotros nos conturbamos y llenamos de preguntas. Cuando nos dice que vayamos más allá de nuestros límites conocidos y anunciemos a la gente la vida del Evangelio enseñandoles a vivirla con nuestro ejemplo y nuestras explicaciones también tenemos miedo. ¡ Vénce, en nosotros, Dios del amor, los respetos humanos, las verguenzas, los miedos al qué dirán, los convencimientos de que con lo que hicimos alcanza, que ya no debemos o podemos más !. Oramos, cantando: Danos un corazón grande para amar. Danos un corazón fuerte, para luchar.

Como María y José antes del anuncio de Gabriel nosotros tenemos, Señor, nuestros caminos trazados, aunque llenos de preguntas sin respuestas, de temas que no tratamos, de miedos en suspenso, de planes para alegrías chiquitas. Nos sentimos importantes por nuestra historia de próceres, porque tuvimos un pasado mejor y algunas vez fuimos campeones... pero estamos resignados a una vida de: " ahí tirando " , " como se pueda " , " que le vamos hacer " ... ¡ Rompe, Señor, nuestras rutinas, sacude nuestros cansancios, arráncanos de los acostumbramientos, de la espera pasiva, de nuestras vidas flacas, tibias y sorpréndenos con tu presencia !. Entonces, si vamos para la salvación de la humanidad de que somos parte.

María, Señora nuestra: Con el ángel que te bendicen " entre las mujeres " y con Isabel tu prima, que bendice " el fruto de tu vientre ", con la Iglesia, que te pide que ruegues por nosotros pecadores permítenos volver a decirte : ¡ Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres ! ¡ Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús ! ¡ Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte ! Amén.

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