Siempre me ha preguntado quién decreta todas las burradas, las exageraciones y las verdaderas ridiculeces con que se pretende recibir un año nuevo. Sin duda alguna son cosas sin importancia que hacen reír un poco pero que a algunas personas se les harán tan imprescindibles que no podrán pasar en ellas. Echemos un vistazo.
En primer lugar los calzones (eufemísticamente ropa interior) rojos o verdes o amarillos a lila o negros o con pintitos de varios colores. Ya de por sí, habría que tomar en cuenta la clasificación de los colores según la personalidad de cada uno de los individuos. Una clasificación estricta dice mucho de tu personalidad. ¿Confiarás tu futuro al color de una prenda que sólo tú sabes que llevarás? ¿Dependerá tu futuro del verde o del rojo o del ámbar? ¿Serás como los semáforos de las esquinas? ¿Y qué pensar de los que ni calzones tienen porque se los han puesto a los niños más pequeños?
Arrojar un vaso de agua a la calle al sonar las doce para alejar las penas y las lágrimas: la vida está entretejida de acontecimientos alegres, esperanzadores y de unidad y armonía con los que nos rodean, pero también de momentos de zozobra, de desaliento y de desengaño, en los que hay que sobreponerse. Los momentos de grandes catástrofes son momentos de encuentro con los demás, mitigando sus penas y sus sinsabores. ¿Qué sería de nosotros sin el sostén que a veces nos dan las lágrimas para superar los momentos de desaliento, por ejemplo ante la pérdida de un ser querido?
Doce uvas comidas al momento del inicio, pidiendo doce deseos para cada mes del año. Qué bueno que haya aspiraciones, ideales, y una marcha a la conquista de uno mismo para hacerse con la felicidad que para cada uno de nosotros tiene el Señor, teniendo la gran ilusión de hacer que esa felicidad y ese amor sea patrimonio de todos los que nos rodean y de todos los que formamos este mundo.
Las velas encendidas, como decoración, sí, como símbolo sí, Cristo mismo dijo que él es la Luz que ilumina este mundo, y una luz que nosotros mismos tenemos que tener encendida en el propio corazón, para que desde ahí ilumine a todos los que nos rodean, pero volviendo a los colores, tontamente se atribuyen las “buenas vibras” y así se habla del amarillo para la abundancia, el verde para la salud, el rojo para el amor, el blanco para una claridad de pensamiento (esto sí que nos hace mucha falta, porque a veces damos la idea de que ya no pensamos y todo se nos va en sentimentalismos), el naranja para la inteligencia y la sabiduría. En verdad que muchas de esas cosas nos hacen falta.
Las lentejas, señalan que cada uno de la familia debe comer una cucharadita, sería muy bueno, pero mejor sería que ya tuvieras paquetes preparados para regalar a la viuda a la que le mataron al marido en este año, o a la que le secuestraron al hijo y aún no se lo entregan, a la que acaba de dar a luz y no tiene a nadie cerca porque el marido no pudo venir de Estados Unidos. No sólo podemos repartir lentejas, sino arroz, frijoles y mucho pan y mucha alegría.
La escoba, recomiendan barrer de adentro hacia fuera, hacia la calle, todas las impurezas de la casa, para evitar otra vez las malas vibras que pueden perjudicarnos. Se me hace lo más ridículo tomar la escoba en el primer momento del año, cuando a lo mejor tenemos invitados, pero si eso lo convertimos en un símbolo, de cuántas cosas podremos desprendernos, del odio, el egoísmo, de la vanidad, del rencor acumulado durante tantos año que ya ni te acuerdas porqué odias al vecino y al compadre. También puedes desprenderte de ese deseo insatisfecho de la mujer del vecino o del marido de la vecina, puedes desprenderte de esa injusticia con que trataste a tus empleados hasta despedirlos sin misericordia porque no quisiste pagar sus aguinaldos y otras prestaciones a las que estabas obligado. Barre, pues de adentro hacia afuera, para que no vuelvan a entrar los demonios de la idolatría, de los amuletos y los sortilegios.
Amor: leído por ahí: “Agarra una foto de la persona que quieres que te ame. Amárrala con un listó rojo y duerme con ella toda la noche del 31 debajo de almohada, para que esa persona te ame en el año que se avecina”. ¿Qué pensar de una persona así? ¿Obligar a alguien a que nos ame? ¿Atar a otra persona a mis gustos, mis deseos y mis satisfacciones? ¿O pedir en la libertad, en la plena libertad el cariño, la cercanía y satisfacción de una verdadera amistad?
Las maletas, habrá que dar una vuelta a la cuadra para pedir viajes y dinero para gastar en ellos. No he tenido la satisfacción de encontrarme a las doce de la noche con gente loca arrastrando una maleta, pero de que se da se da, y no me parecería raro que alguien se atreva a asaltarte y te vas a quedar sin maleta y sin viajes. Puede ser también un buen momento para pensar que pudiera darse un viaje un poco más allá de la propia cuadra y que tus familiares pudieran pasarse ya sin ti en este año. Parece que a muchos extranjeros se les hace de pésimo gusto hablar de la muerte. A nosotros los mexicanos no, y bueno sería con maletas o sin ellas, porque al fin aquí se quedará todo, orar por nuestro destino eterno, y si todavía podemos ver el final del próximo año, pues gracias a Dios.
Y lo más ridículo que he oído, contar dinero al momento de sonar las doce. Contar el dinero que se tenga a mano, o ponerlo en los zapatos o en los calcetines, o en el bolsillo del saco, para que no nos falte una buena dotación de billetes en el año. ¿Esa sería la gran satisfacción? ¿Sería seguridad el que los billetes llegarán a tus manos? ¿Podrías comprar una gran cama, pero podrías comprar también el sueño? ¿Podrías comprar medicinas, pero podrías comprar también la salud? ¿Podrías pagar un buen precio por un rato de satisfacción con una mujer pero podrías comprar el amor? ¡Hay tantas cosas que no podremos comprar con dinero, pero cuántas otras hay que podrían llevar un poco de consuelo a todos aquellos que necesitan de lo tuyo! Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos, nos ha recomendado Cristo el Señor. ¡Felicidades mil y mil al comienzo del año 2012!
En primer lugar los calzones (eufemísticamente ropa interior) rojos o verdes o amarillos a lila o negros o con pintitos de varios colores. Ya de por sí, habría que tomar en cuenta la clasificación de los colores según la personalidad de cada uno de los individuos. Una clasificación estricta dice mucho de tu personalidad. ¿Confiarás tu futuro al color de una prenda que sólo tú sabes que llevarás? ¿Dependerá tu futuro del verde o del rojo o del ámbar? ¿Serás como los semáforos de las esquinas? ¿Y qué pensar de los que ni calzones tienen porque se los han puesto a los niños más pequeños?
Arrojar un vaso de agua a la calle al sonar las doce para alejar las penas y las lágrimas: la vida está entretejida de acontecimientos alegres, esperanzadores y de unidad y armonía con los que nos rodean, pero también de momentos de zozobra, de desaliento y de desengaño, en los que hay que sobreponerse. Los momentos de grandes catástrofes son momentos de encuentro con los demás, mitigando sus penas y sus sinsabores. ¿Qué sería de nosotros sin el sostén que a veces nos dan las lágrimas para superar los momentos de desaliento, por ejemplo ante la pérdida de un ser querido?
Doce uvas comidas al momento del inicio, pidiendo doce deseos para cada mes del año. Qué bueno que haya aspiraciones, ideales, y una marcha a la conquista de uno mismo para hacerse con la felicidad que para cada uno de nosotros tiene el Señor, teniendo la gran ilusión de hacer que esa felicidad y ese amor sea patrimonio de todos los que nos rodean y de todos los que formamos este mundo.
Las velas encendidas, como decoración, sí, como símbolo sí, Cristo mismo dijo que él es la Luz que ilumina este mundo, y una luz que nosotros mismos tenemos que tener encendida en el propio corazón, para que desde ahí ilumine a todos los que nos rodean, pero volviendo a los colores, tontamente se atribuyen las “buenas vibras” y así se habla del amarillo para la abundancia, el verde para la salud, el rojo para el amor, el blanco para una claridad de pensamiento (esto sí que nos hace mucha falta, porque a veces damos la idea de que ya no pensamos y todo se nos va en sentimentalismos), el naranja para la inteligencia y la sabiduría. En verdad que muchas de esas cosas nos hacen falta.
Las lentejas, señalan que cada uno de la familia debe comer una cucharadita, sería muy bueno, pero mejor sería que ya tuvieras paquetes preparados para regalar a la viuda a la que le mataron al marido en este año, o a la que le secuestraron al hijo y aún no se lo entregan, a la que acaba de dar a luz y no tiene a nadie cerca porque el marido no pudo venir de Estados Unidos. No sólo podemos repartir lentejas, sino arroz, frijoles y mucho pan y mucha alegría.
La escoba, recomiendan barrer de adentro hacia fuera, hacia la calle, todas las impurezas de la casa, para evitar otra vez las malas vibras que pueden perjudicarnos. Se me hace lo más ridículo tomar la escoba en el primer momento del año, cuando a lo mejor tenemos invitados, pero si eso lo convertimos en un símbolo, de cuántas cosas podremos desprendernos, del odio, el egoísmo, de la vanidad, del rencor acumulado durante tantos año que ya ni te acuerdas porqué odias al vecino y al compadre. También puedes desprenderte de ese deseo insatisfecho de la mujer del vecino o del marido de la vecina, puedes desprenderte de esa injusticia con que trataste a tus empleados hasta despedirlos sin misericordia porque no quisiste pagar sus aguinaldos y otras prestaciones a las que estabas obligado. Barre, pues de adentro hacia afuera, para que no vuelvan a entrar los demonios de la idolatría, de los amuletos y los sortilegios.
Amor: leído por ahí: “Agarra una foto de la persona que quieres que te ame. Amárrala con un listó rojo y duerme con ella toda la noche del 31 debajo de almohada, para que esa persona te ame en el año que se avecina”. ¿Qué pensar de una persona así? ¿Obligar a alguien a que nos ame? ¿Atar a otra persona a mis gustos, mis deseos y mis satisfacciones? ¿O pedir en la libertad, en la plena libertad el cariño, la cercanía y satisfacción de una verdadera amistad?
Las maletas, habrá que dar una vuelta a la cuadra para pedir viajes y dinero para gastar en ellos. No he tenido la satisfacción de encontrarme a las doce de la noche con gente loca arrastrando una maleta, pero de que se da se da, y no me parecería raro que alguien se atreva a asaltarte y te vas a quedar sin maleta y sin viajes. Puede ser también un buen momento para pensar que pudiera darse un viaje un poco más allá de la propia cuadra y que tus familiares pudieran pasarse ya sin ti en este año. Parece que a muchos extranjeros se les hace de pésimo gusto hablar de la muerte. A nosotros los mexicanos no, y bueno sería con maletas o sin ellas, porque al fin aquí se quedará todo, orar por nuestro destino eterno, y si todavía podemos ver el final del próximo año, pues gracias a Dios.
Y lo más ridículo que he oído, contar dinero al momento de sonar las doce. Contar el dinero que se tenga a mano, o ponerlo en los zapatos o en los calcetines, o en el bolsillo del saco, para que no nos falte una buena dotación de billetes en el año. ¿Esa sería la gran satisfacción? ¿Sería seguridad el que los billetes llegarán a tus manos? ¿Podrías comprar una gran cama, pero podrías comprar también el sueño? ¿Podrías comprar medicinas, pero podrías comprar también la salud? ¿Podrías pagar un buen precio por un rato de satisfacción con una mujer pero podrías comprar el amor? ¡Hay tantas cosas que no podremos comprar con dinero, pero cuántas otras hay que podrían llevar un poco de consuelo a todos aquellos que necesitan de lo tuyo! Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos, nos ha recomendado Cristo el Señor. ¡Felicidades mil y mil al comienzo del año 2012!